Por: Redacción
General
Galo –
pando y abrazado a esa mujer de belleza inconfesable, lleva su vida Al – arcón de
sus recuerdos, este soñador de espacios naturales y emocionalmente humanos que
ponen en evidencia su imaginación y genialidad para legar al lector el influjo
de sus metáforas y la esencia de su poética.
Y
siendo cordobés y buen poeta, lo es mejor amigo, y compañero de este viaje
interminable de lecturas, de música, de ideas y de largas conversaciones, en
que se acentúa su amor por la Literatura.
Galo
Alarcón Contreras tiene 2 libros publicados: Murmullo Noctámbulo del Sinú y
Memoria del Agua. Fue finalista del Concurso
Nacional de Literatura – Manuel Zapata Olivella – 2012. Su sede es Montería y es miembro del colectivo
cultural “El Bocachico Letrado”. Docente
de la Universidad de Córdoba. Magister en Ciencias de la Educación. Su obra ha
sido publicada en revistas de Colombia y el exterior. Dos de sus libros esperan ser publicados
pronto: Tiempo de Veredas y Me Acostumbré a todo - menos al olvido.
He
aquí dos poemas de su producción.
VERSOS QUE LE DAN FUERZA AL VIENTO
En mi
vereda es precaria la existencia
el
hombre se cansa de hacer.
Los
sueños empujan todos los días
la
presencia del nuevo sol.
Todos
mis días húmedos
los
invierto para ampliar los nuevos caminos.
Los
dedos se juntan
para
detener a los egoístas que se alistan.
No
faltan las inquinas que me reservo
para
que la esperanza no se detenga.
Se
agrupan mis versos
que le
dan fuerza al viento
que
vence las piedras de los caminos.
He
andado todos estos senderos
preservando
sus
orillas
sus
árboles.
Sé que
me pertenecen
¿Qué
será de los que cortaron los árboles
de los
que destruyeron caminos?
Todas
estas manos que habitan la vereda
construyen
la argamasa que alimenta
nuestros
designios.
Aquí
proclamo mi persistencia
Soy
hijo de éste sol y esta arcilla
COMO
EL VIENTO
El Viento es la sinfonía encantadora
de las hojas
no tiene culpa de las heridas
que le ocasionan los hombres,
con él subo al abismo de los recuerdos
pero hay un adiós donde pierdo el
corazón
es una despedida que me quema
una salida que mastico muchas veces.
Los caminos recorridos se sembraron
por dentro
como raíces de ceibas milenarias
el viento anuncia que ésta no es la
tierra donde planté el limonero
hoy las semillas le huyen a la mañana.
Así como el viento
es posible que no esté yo
no sé si regreso
o soy el que se fue
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