Fernando Cely
Herrán y el alma de la poesía.
Redacción General
A Fernando Cely Herrán, viajero de la
palabra palpitante, la poesía lo seduce, lo apertrecha, lo habita, lo compulsa,
lo obliga a poseerla, a hacerle el amor en silencio y mientras fuma arpegia su
guitarra, que es otra amante que nada pide, sólo que sus manos diestras, agiles
y musicalizadas la acaricien y tome de su cuerpo los mejores acordes y en tonos
sutiles le cante a la vida, que ha vivido a plenitud y en versos que brotan
como de un manantial de aguas diáfanas que enjuagan al alma de los pueblos, de
esos pueblos de donde surgen los hilos que tejen su creación “prolongación de
la magia de Dios, sobre la tierra”.
Eso eres Fernando poeta, y estos,
algunos de tus cantos...
Dicotomía Obra maestra
En
nada se parecen Amada:
mi
soledad y la tuya: toma el pincel
tu
soledad y plasma
es
del mundo; sobre el ajado lienzo
la
mía, de mi rostro,
es de ti. los trazos
de tu olvido.
Ayer Desamor
Ayer No creo en ti
te vi caminar mentirosa mentira
por la acera que vestida de amor
de una calle cualquiera. y pieles candorosas,
No eras la misma. se convirtió en espina
La locura de la rosa de mi alma.
no brillaba en tus ojos,
tu piel
marchaba sin fragancias,
tu aire
no respiraba vientos;
eras tú
perdida entre las gentes;
eras tú,
caminando por la vida,
sin mí.
La niña de las rosas Monserrate
Una niña fantasma retratando Cuando camino
se aproxima en la noche; por las calles de Bogotá,
es una niña pálida la Bogotá de infinitos contrastes,
de rostro impenetrable la Bogotá señora,
que brilla sin encantos la Bogotá de entraña noble
bajo la luna llena. y de ropaje turbio,
Una niña delgada la Santafé que otrora
se acerca hasta mi mesa: inundó de linajes la sabana,
es una niña triste la Bogotá sin fe que es recorrida
que mira mi mirada, por hordas de indigentes amargos,
es otra niña sola sólo puedo dolerme del pobre Monserrate
de esta ciudad metálica. que lo ha observado todo...
Una niña angustiada
me ofrece rosas frescas
en la noche agitada:
me vende la miseria
de su niñez perdida;
me vende la tristeza
de carmesí vestida.
A la niña pequeña
de esta ciudad amarga
que vende rosas rojas
en plena madrugada, En la
grafica aparecen Fernando Cely Herrán con la también
yo le compro dos rosas poetisa Delia Rosa Bolaño Ipuana.
y quisiera comprarle,
arrancar de su alma,
las malditas espinas
que nublan su mirada.
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