jueves, 11 de abril de 2013


Celebración 200 años: un fraude bicentenario


Por: Anuar Saad

Lo que se pensó iba a ser un evento que convocara multitudinariamente al pueblo barranquillero en torno a la celebración de sus 200 años, terminó convertido en una “fiestecita particular”.

Y es que lo peor que a uno le puede pasar cuando mete la pata, es tratar de “embarajarla” porque, a la larga, se termina metiendo más la extremidad. Es un consejo que le regalo a la “Alta Consejera” para el Bicentenario Diana Acosta que está haciendo un rápido curso de “Cantinflas” para poder explicar lo inexplicable. Ahora dice, como si nada hubiera pasado, que ella no ve motivo de escándalo ya que “‘Érase una vez en La Arenosa’, el show central del evento “privado” del Bicentenario será presentado próximamente en las afueras de la Catedral y que toda la producción será emitida por Telecaribe. ¿Y a quién diablos le interesa ver un show fuera de fecha? ¿Para qué convocó en sus tuits a los barranquilleros a que se volcaran a la plaza de la paz si solo amigos de ella, de la alcaldesa y un pelotón de cachacos vieron el evento? ¿En qué mente enana cabe que en  una ciudad de 1.6 millones de habitantes puede planearse un espectáculo para miserables 7 mil?

Este evento que debió ser exclusivamente para los barranquilleros, para el pueblo verdadero, terminó siendo un “suvenir” para una legión de foráneos que, a la larga, no tenían ni la menor idea de qué era lo que estaban celebrando. Me cuenta uno de los lagartos –perdón, invitados—que alguien de acento muy rolo y rojo como queso holandés, hasta le trajo un presente a la Alcaldesa por motivo de su cumpleaños. ¿Será que al final se enteró que la cumplimentada era la ciudad y no la Alcaldesa? Pero no seamos rudos con el interiorano. La fiestecita privada que montó Acosta para su mecenas político, podría hacer pensar que no era un espectáculo público de interés ciudadano sino una parranda de amigos.

Lo que tiene indignado a la ciudadanía es que después de todo el parapeto panfletario de dos meses donde se instaba a movilizarlos y en que la misma maquinadora de la censurada celebración invitaba con insistencia al pueblo para “que se tomara la Plaza de la Paz”, la gente pudo percatarse que ni desde un bordillo podrían ver nada: habían cerrado el ingreso tres cuadras a la redonda. Todo el espectáculo, esta vez que sí valía la pena, eran para los de corbata, politiqueros de vieja data y una manada de actores que no representan, de forma alguna, la esencia del verdadero barranquillero. Estos son apenas algunos de los tuits de la Consejera del Bicentenario en su cuenta personal, en los que ilusionaba  a los barranquilleros para que fueran partícipes de un acto descomunal: “El @BicentenarioBAQ será un gran espectáculo que tendrá cabida para todos los barranquilleros sin distingos: @Mariposacosta. (¿Para TODOS los barranquilleros SIN distingos? ¿Es un chiste?)  “La tecnología y la tradición en Érase Una Vez en la Arenosa!!!. (Obviamente las tres exclamaciones son de ella) Todos invitados a la Plaza de Paz”   “Todos a la Plaza de la Paz este domingo. Si quieres ir a la Gala del Bicentenario llama al 3601360 en Barranquilla.”

¿Todos a la Plaza de la Paz? ¿Era un chiste? Ni siquiera los periodistas acreditados pudieron entrar. Al parecer, por preferencias permitían el ingreso, tanto así, que hubo maltrato a la prensa. Lo que muchos aún reclaman, y siguen sin entender, es por qué realizar un evento, cuya razón de ser es el pueblo, solo para siete mil almas en un sitio que, al parecer, no permitía más cupo. Esa respuesta la tendrá la Alcaldesa quien seguramente por su temor al rechazo ciudadano –porque ella sabe que más que lo que las encuestas dicen (ahora tiene un 47% de favorabilidad) gracias a sus dádivas de publicidad—el barranquillero no avala su gobierno. ¿Por qué no en el Romelio? ¿Por qué no en el Metropolitano donde, con seguridad más de 70 mil, incluida la gramilla podrían asistir? Para ver parapetos de cantantes sí los prestan. Para un evento cívico de interés comunitario… ¡No!  ¿Por qué no dejar que el pueblo se volcara a la Plaza de la Paz así sea para ver de lejos el espectáculo? Lo que hicieron fue dar muestra de exclusión social, clasismo politiquero y amiguismo de manguala. Para la Alcaldesa y su séquito –incluyendo a Consejera—los barranquilleros no son más que una cohorte de corronchos a los que después de fiesta le pasarán en diferido por Telecaribe, como contentillo de bobos, una edición del evento para que no lloren.

Lo que no se imaginaron es que las redes sociales ayer colapsarían como protesta unánime por la discriminación de que el pueblo fue víctima. Ayer quedó claro que el barranquillero le duele su ciudad y le duele aún más, ser excluido de ella. Tal vez lo que a la Alcaldesa y la Consejera para Bicentenario nunca le enseñaron, fue matemáticas básica: ¿Cómo creer que 7 mil, donde 4 mil eran lagartos, pueden representar a una ciudad de casi dos millones? ¿Qué hay detrás de la exclusión? Tal vez, dicen muchos, interés económico. Un evento con fisonomía de fiesta particular pero con gastos de celebración multitudinaria donde se “justificaría” el presupuesto que, a la fecha, no sabemos exactamente cuánto fue, en qué se gastó y qué quedó…si es que quedó.

El otro motivo de indignación popular es el ridículo de Telecaribe y la demostración de que este ente no es más que una ficha política de los dirigentes de turno que lo manejan a su antojo. La explicación de Acosta deja en claro que ella y la Alcaldesa consideran al Canal Regional un bodrio incapaz de transmitir con calidad un evento público. De ahí, el temor a que “una mala producción no permitiera ver lo majestuoso del evento” y someter todo a una edición posterior, avalado por ellos, para decidir, finalmente, que es lo que se podía ver. ¿Entonces para qué sirve el canal? ¿Para ver a Bertica los martes mal hablar de fútbol y los lunes los repetidos especiales de los mismos amigotes productores? ¡Válgame Dios!

Me cuenta un periodista que en una lluvia de fotos que publica una reconocida revista nacional a través de la web se ven las primeras filas atestadas de foráneos invitados a una fiesta que no era la suya. Si esto fue lo que tenían planeado ¿por qué no celebraron en el patio de la casa de Acosta o de la Alcaldesa? La única explicación, que aún no he escuchado de la consejera --pero que a decir verdad ya no me extrañaría que lo dijera-- es que calme a los barranquilleros prometiéndole que, para el tricentenario, todos podrán estar.

Lo que durante meses los ciudadanos de bien de esta ciudad --que a pesar de sus dirigentes quiere ser pujante-- soñaron con celebrar, una gran Fiesta Bicentenaria, terminó para nosotros, como pueblo, convertido en un triste Fraude Bicentenario en el que se estafó la ilusión del ser barranquillero.

Agradecimientos a: zonacero.info


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