Celebración 200 años: un fraude bicentenario
Por:
Anuar Saad
Lo que se pensó iba a ser un
evento que convocara multitudinariamente al pueblo barranquillero en torno a la
celebración de sus 200 años, terminó convertido en una “fiestecita particular”.
Y es que lo peor que a uno
le puede pasar cuando mete la pata, es tratar de “embarajarla” porque, a la
larga, se termina metiendo más la extremidad. Es un consejo que le regalo a la
“Alta Consejera” para el Bicentenario Diana Acosta que está haciendo un rápido
curso de “Cantinflas” para poder explicar lo inexplicable. Ahora dice, como si
nada hubiera pasado, que ella no ve motivo de escándalo ya que “‘Érase una vez
en La Arenosa’, el show central del evento “privado” del Bicentenario será
presentado próximamente en las afueras de la Catedral y que toda la producción
será emitida por Telecaribe. ¿Y a quién diablos le interesa ver un show fuera
de fecha? ¿Para qué convocó en sus tuits a los barranquilleros a que se
volcaran a la plaza de la paz si solo amigos de ella, de la alcaldesa y un
pelotón de cachacos vieron el evento? ¿En qué mente enana cabe que en una
ciudad de 1.6 millones de habitantes puede planearse un espectáculo para
miserables 7 mil?
Este evento que debió ser
exclusivamente para los barranquilleros, para el pueblo verdadero, terminó
siendo un “suvenir” para una legión de foráneos que, a la larga, no tenían ni
la menor idea de qué era lo que estaban celebrando. Me cuenta uno de los
lagartos –perdón, invitados—que alguien de acento muy rolo y rojo como queso
holandés, hasta le trajo un presente a la Alcaldesa por motivo de su cumpleaños. ¿Será que al final se enteró que la
cumplimentada era la ciudad y no la Alcaldesa? Pero no seamos rudos con el
interiorano. La fiestecita privada que montó Acosta para su mecenas político,
podría hacer pensar que no era un espectáculo público de interés ciudadano sino
una parranda de amigos.
Lo que tiene indignado a la
ciudadanía es que después de todo el parapeto panfletario de dos meses donde se
instaba a movilizarlos y en que la misma maquinadora de la censurada
celebración invitaba con insistencia al pueblo para “que se tomara la Plaza de
la Paz”, la gente pudo percatarse que ni desde un bordillo podrían ver nada:
habían cerrado el ingreso tres cuadras a la redonda. Todo el espectáculo, esta
vez que sí valía la pena, eran para los de corbata, politiqueros de vieja data
y una manada de actores que no representan, de forma alguna, la esencia del
verdadero barranquillero. Estos son apenas algunos de los tuits de la Consejera
del Bicentenario en su cuenta personal, en los que ilusionaba a los
barranquilleros para que fueran partícipes de un acto descomunal: “El @BicentenarioBAQ será un gran
espectáculo que tendrá cabida para todos los barranquilleros sin distingos:
@Mariposacosta. (¿Para TODOS los barranquilleros SIN distingos? ¿Es
un chiste?) “La
tecnología y la tradición en Érase Una Vez en la Arenosa!!!. (Obviamente las
tres exclamaciones son de ella) Todos invitados a la Plaza de Paz”
“Todos a la Plaza de la Paz este domingo. Si quieres ir a la Gala del Bicentenario
llama al 3601360 en Barranquilla.”
¿Todos a la Plaza de la Paz?
¿Era un chiste? Ni siquiera los periodistas acreditados pudieron entrar. Al
parecer, por preferencias permitían el ingreso, tanto así, que hubo maltrato a
la prensa. Lo que muchos aún reclaman, y siguen sin entender, es por qué
realizar un evento, cuya razón de ser es el pueblo, solo para siete mil almas
en un sitio que, al parecer, no permitía más cupo. Esa respuesta la tendrá la
Alcaldesa quien seguramente por su temor al rechazo ciudadano –porque ella sabe
que más que lo que las encuestas dicen (ahora tiene un 47% de favorabilidad)
gracias a sus dádivas de publicidad—el barranquillero no avala su gobierno.
¿Por qué no en el Romelio? ¿Por qué no en el Metropolitano donde, con seguridad
más de 70 mil, incluida la gramilla podrían asistir? Para ver parapetos de
cantantes sí los prestan. Para un evento cívico de interés comunitario… ¡No!
¿Por qué no dejar que el pueblo se volcara a la Plaza de la Paz así sea
para ver de lejos el espectáculo? Lo que hicieron fue dar muestra de exclusión
social, clasismo politiquero y amiguismo de manguala. Para la Alcaldesa y su
séquito –incluyendo a Consejera—los barranquilleros no son más que una cohorte
de corronchos a los que después de fiesta le pasarán en diferido por
Telecaribe, como contentillo de bobos, una edición del evento para que no lloren.
Lo que no se imaginaron es
que las redes sociales ayer colapsarían como protesta unánime por la
discriminación de que el pueblo fue víctima. Ayer quedó claro que el
barranquillero le duele su ciudad y le duele aún más, ser excluido de ella. Tal
vez lo que a la Alcaldesa y la Consejera
para Bicentenario nunca le enseñaron, fue matemáticas básica: ¿Cómo creer que 7
mil, donde 4 mil eran lagartos, pueden representar a una ciudad de casi dos
millones? ¿Qué hay detrás de la exclusión? Tal vez, dicen muchos, interés
económico. Un evento con fisonomía de fiesta particular pero con gastos de
celebración multitudinaria donde se “justificaría” el presupuesto que, a la
fecha, no sabemos exactamente cuánto fue, en qué se gastó y qué quedó…si es que
quedó.
El otro motivo de
indignación popular es el ridículo de Telecaribe y la demostración de que este
ente no es más que una ficha política de los dirigentes de turno que lo manejan
a su antojo. La explicación de Acosta deja en claro que ella y la Alcaldesa
consideran al Canal Regional un bodrio incapaz de transmitir con calidad un
evento público. De ahí, el temor a que “una mala producción no permitiera ver
lo majestuoso del evento” y someter todo a una edición posterior, avalado por
ellos, para decidir, finalmente, que es lo que se podía ver. ¿Entonces para qué
sirve el canal? ¿Para ver a Bertica los martes mal hablar de fútbol y los lunes
los repetidos especiales de los mismos amigotes productores? ¡Válgame Dios!
Me cuenta un periodista que
en una lluvia de fotos que publica una reconocida revista nacional a través de
la web se ven las primeras filas atestadas de foráneos invitados a una fiesta
que no era la suya. Si esto fue lo que tenían planeado ¿por qué no celebraron
en el patio de la casa de Acosta o de la Alcaldesa? La única explicación, que
aún no he escuchado de la consejera --pero que a decir verdad ya no me
extrañaría que lo dijera-- es que calme a los barranquilleros prometiéndole
que, para el tricentenario, todos podrán estar.
Lo que durante meses los
ciudadanos de bien de esta ciudad --que a pesar de sus dirigentes quiere ser
pujante-- soñaron con celebrar, una gran Fiesta Bicentenaria, terminó para
nosotros, como pueblo, convertido en un triste Fraude Bicentenario en el que se
estafó la ilusión del ser barranquillero.
Agradecimientos
a:
zonacero.info
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