La gracia del Milagroso se da en abundancia…
Por:
Redacción general
Lo que ocurre en la Villa de San Benito
Abad - Sucre, es una muestra contundente de la necesidad que tenemos los seres
humanos – cristianos, de expresar nuestra fe en el Señor de los Milagros de
agradecer públicamente que recibimos con humildad los beneficios y prodigios
que se manifiestan en nuestras vidas, en la vida de un familiar o de algún ser
querido que ha recibido un milagro, una sanación o que ha superado una
situación que parecía difícil de solucionar…
No sabemos si son más las personas del
interior del país o si es mayor el número de peregrinantes de los departamentos
de la costa, que acuden a la Villa para encontrarse con el dueño de la vida y
descubrir el rostro del maestro, recordando sus palabras: “Yo soy la luz del
mundo y el que cree en mí, no caminará en tinieblas”, quiere decir que el que
no vive conforme a su fe perderá hasta la poca fe que tiene. Si tenemos fe, comienzan a iluminarse todos
los misterios de nuestro entorno: la casualidad se explica, los éxitos son
totales, el dolor y la enfermedad son asumidos con confianza, en la amorosa
visita de Dios para sanar nuestra vida.
La verdad es siempre luz, las verdades
de la fe vienen de Dios, la luz se identifica con la verdad: si la luz es para
ver, la verdad es para vivirla.
Lo que se vive en la ardiente
población sucreña, es la manifestación más gozosa de caminar al lado de Jesús y
de heredar la palabra a la que él dio vida.
Y no es que nos hayamos quedado con Jesús colgando en el madero del
calvario. No, es que en la santa cruz, el Nazareno, nos inicia en los secretos
del reino, habiendo con su verbo, iluminado y limpiado nuestra vida para toda
la eternidad. “Luz nacida de la luz”;
dicen las escrituras.
En el templo del Señor de los Milagros
en la Villa, se repite el pasaje que relata el salmo 125: “Cuando el señor
cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares”. Las personas que
acuden a visitar la Imagen del Milagroso no cesan de alabar, glorificar, de
bendecir y de dar gracias al señor de la vida por todas las maravillas y por su
misericordia, y en el retorno a sus hogares y con el alma en sanación, se puede
reiterar que: “Al ir, iban orando, llevando la semilla; al volver, vuelven cantando,
trayendo la gavilla”.
Según lo observado e indagado, en la
Basílica de San Benito Abad existió algún inconveniente por el manejo poco
acertado que dio el párroco Nelson Gómez Álvarez a la misma, por lo que el
vicario de la zona del San Jorge, y antiguo director espiritual, de la referida
iglesia, Omar Estrada Romero asumió la
dirección temporal de la celebración del Milagroso y este año, en la fiesta del
14 de septiembre se notó una mejor organización y la alegría de los creyentes,
por el dialogo directo con el sacerdote Estrada Romero, llenando un vació que
se notó durante su ausencia de la parroquia, en celebraciones anteriores.
Se puede asegurar que en la Villa de
San Benito el señor obra muchos milagros, porque son incontables los creyentes
que relatan sus experiencias y las de sus familiares, por lo cual acuden al
santuario con mucha devoción y fe, para propagar la gracia del Redentor.
Recordemos que Jesús prometió
solemnemente: “Todo lo que pidan con fe en la oración, lo conseguirán” (Mat.
17,19)…Cada día es mayor el número de peregrinos que emprenden la marcha para
estar de frente ante el Señor de los Milagros y poderle decir con voz fuerte y
emocionada: “Gracias Cristo Milagroso, ante tu presencia, somos un pueblo
dichoso.”
Gracias Negrito de
la Villa, ante tu imagen el pueblo se maravilla.
Hermano, sea un poco más contundente, a cerca de las publicaciones, hechas a cerca de las celebraciones realizadas en honor al Señor de los milagros, investigue a fondo para realizar una noticia, investigando seria y minuciosamente, somos más eficiente en lo que hacemos.
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