REFLEXIONES CON VIENTO MARERO No. 1
Por: Luís Eduardo Barranco Gutiérrez
Cuando los justos dominan, el pueblo se
alegra; más cuando domina el impío, el pueblo gime” (Proverbios 29.2)
Concebir a Ciénaga como la segunda ciudad del departamento no deja
de ser una pretensión que está muy lejos de mostrarla con adelantos en lo
urbano, en lo económico y en lo social o, más bien, el proyecto de ciudad
visionado en su Plan de Desarrollo con ejecutorias y realizaciones resguardas
en los artilugios del gobernante. Realidad que históricamente ha precedido a
los diferentes gobiernos que uno a uno, periodo tras periodo se han venido
sucediendo desde la primera elección popular de alcaldes en 1998, con propuestas
lisonjeras para granjearse la simpatía del elector.
Todo proceso de planificación debe estar articulado con políticas
sectoriales diseñadas para tal fin, siendo este el reto que emprende un
gobernante en la gestión pública territorial; proceso que debe caracterizarse,
de acuerdo a lo establecido por los expertos, por ser dinámico, integral,
sistemático y participativo y ser orientador del desarrollo económico, social,
cultural, ambiental político e institucional de la administración pública.
¿Cuáles han sido los desaciertos de nuestros gobernantes en
materia de planificación local?
La ausencia de políticas integrales de planeación, como un proceso
de continua búsqueda de eficiencia, ha sido proscrita de las administraciones
locales que tan solo se han dedicado a la formal rutina de sus actuaciones, muy
a pesar de estar establecida la hoja de ruta en los planes de ordenamiento
territorial (POT) y en los planes de desarrollo (PDM) como un marco de acción
de lo que se debería llevar a cabo en un periodo de gestión el
gobernante:
Cuando el gerente planea está estructurando el desarrollo de una
acción para el futuro utilizando premisas analíticas y limitaciones, en forma
coordinada y consciente a fin de conseguir unos objetivos o metas propuestas. […]
La planeación, por ser un trabajo mental, es un subsistema intelectual que
requiere una predisposición a meditar antes de actuar, basándose en la
innovación y en la creatividad, pilares básicos para lograr una planeación
dinámica, consciente del cambio, presionado por la influencia permanente del
medio ambiente.[1]
Las potencialidades de ciudad muestran a Ciénaga en una posición
privilegiada que ningún gobernante ha mirado con don de acierto, puesto
que han convertido su Plan de Desarrollo en el cumplimiento de un
requisito legal, desdibujando con ello la buena gestión pública que deben
desarrollar en su encargo.
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