sábado, 25 de agosto de 2012


Cartagena  volvió a mostrar sus encantos.


Por: Redacción General
delfinstereo@hotmail.com


La ciudad de hechizo y callecitas que incitan al amor, acogió a las delegaciones nacionales y extranjeras en el X Parlamento Nacional de Escritores.  

La palabra, la bendita palabra que defiende Don Antonio Botero y Palacio, volvió a pasearse triunfante, convincente y sonora en los recintos de la Universidad de Cartagena, Amajubol y en la Universidad Jorge Tadeo Lozano para expresarse sonreída y graciosa en los labios de Anastassia Souarez Espinel, sensual y provocativa en los versos de Dina Luz Pardo, en la prosa histórica, costumbrista y raizal de Joce G. Daniels, en los poemas que denuncian y acusan de Felix Manzur Jattin, para dejarnos pensando.  


En la propuesta comprometida de la etnoeducadora Ana Rocío  Jiménez, por el respeto y dignidad de la otredad.  Toño Mora Vélez, describiéndonos su aventura erótica juvenil, en detalles y personajes de un partido de beisbol.  Antonio Dumet con su raza a cuestas y el rumor del  Sinú que baña a Lorica.  Patricia Pacheco, Astrid Sofía Pedraza e Isidra de la Vega compartiéndonos sus amores marinos, notable coincidencia, de un puerto apasionante.  Nora Pérez, María C. Muñoz, Verónica Díaz y Héctor Humberto Rendón, recorrieron con gallardía la literatura infantil y sus, la mayoría de las veces, agresivos mensajes y las técnicas del Haikú como generador de ideas afines con los infantes.  Alto, sonoro y significativo el trabajo de Miriam Castillo y otros, con los niños de Chinú.  Daniel Rivera Meza reafirmó su condición de maestro.  


Ubaldo Elles Quintana continúa con su misión de redeescribir  la historia de la heroica, sin faltarle a la verdad.  Fuimos testigos de la multiorgasmia de Fabrina Acosta Contreras y de la sensibilidad Wayuu de Delia Rosa Ipuana,  ambas de Riohacha.  En la Matuna, corrió el vino que embriagó la noche con el brindis de Clímaco Pérez para exorcizar a Alexandra Adress.  Luisa Fernanda  Trujillo le emocionó la musa a Eduardo Márceles que no usó el disfraz de mago para el embajador.  José R. Mercado le indagó a Roberto Montes Matius la pócima para evitar el embrujo de Fabrina.  Samaris Polo Avendaño compartió su alma de niña volcada en los versos de sus libros.  


Luz Marina Welmans escanció los licores de Tailandia en breves versos que esparcieron sus aromas.  Y otros, muchos otros con España, Gutiérrez, Carbonel, Corccione, Haydar y Aníbal Tobón, y un Delfín de aguas cálidas y Albarino, probaron que la literatura está vigente, activa, ágil y vital y que Cartagena por su ambiente, es el mejor espacio para escuchar las historias de quienes las producen.



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