¡A su salud,
Señor Presidente!
Por: Alberto Rascht
Carta abierta al Presidente de la
República, Dr. Juan Manuel Santos Calderón

Por eso no dejo de preguntarme, qué
sistema de salud lo cobija a usted, Señor Presidente, que anuncia una compleja
molestia un lunes y es programado para cirugía sólo un par de días después.
¿Acaso tiene usted acciones en alguna EPS o está cotizando en una de las
llamadas "prepagadas"? Me pregunto esto porque yo, como millones de
colombianos, tenemos que esperar más de un mes para recibir una cita con el
internista, y otro adicional para que el especialista nos evalúe y, con
profunda serenidad, nos recete el ibuprofeno nuestro de cada día. ¡Ojalá, los
honorables miembros de la plenaria de la Cámara no hubieran archivado
el proyecto para que la salud fuera derecho fundamental! Lo fundamental es
invertir en la creación de una IPS y desfalcar al Estado. ¡Bendita la Ley 100,
Señor Presidente! Hasta las esperanzas se pierden cuando quienes gobiernan no
muestran el mínimo interés en la gente de a pie como mis estudiantes, como mi
hermana que tiene una masa en el seno y aún no le dan una cita, como yo mismo,
Señor Presidente.
Le comento, Señor Presidente, que he tenido fuertes
crisis de dolor debido a la falciformía, siendo único paliativo la aplicación
de altas dosis de tramadol, pues no tolero la meperidina ni mucho menos el
Valium. Dado que tengo un hermoso niño de cuatro años, mi doctora me ha ordenado consulta con la sicóloga, pues al
parecer tengo miedo a morir y dejar desvalida a mi familia. En el fondo, creo
que no es para tanto, con el perdón de los sicólogos amigos. Excepto a Uribe,
no conozco a alguien que le tema a un interrogatorio.
Algunas veces, cuando estoy bajo el efecto del
medicamento, se me da por soñar, Señor Presidente. Mi esposa manifiesta que es
por la dosis, aunque yo creo que en realidad lo que veo está sucediendo. Muy realista ella, casada con un novel escritor de 29 años que
piensa que ya su crisis pasó, que volvió a la escuela en que labora, que
consiguió los ocho millones de pesos para poder matricular el semestre y
sustentar su tesis magistral en Literatura Hispanoamericana y del Caribe, que
tiene el mismo sistema de salud que el Presidente de la República y podrá
recibir un tratamiento médico excelente, o por lo menos, aceptable.
Para dormir sin el punzante malestar, debo
inyectarme, Señor Presidente. No se piense que soy un resentido, piénsese, en
oposición, que la droga en lugar de somnolencia me causa el efecto contrario. Le decía que es hora de mi inyección; esta dosis de Bayro va
a su salud, Señor Presidente, aunque la mía vaya menguando como la justicia
nacional.
Cordialmente,
Alberto Rascht
Sígueme
en: @Alberto_Rascht
No hay comentarios :
Publicar un comentario