Sacando puntas
Quienes crecimos viendo las gestas del glorioso Unión
Magdalena, por lo menos, los que vivimos momentos memorables en tres décadas
distintas, hoy sentimos un vacio inmenso en nuestra memoria, como si hubieran desgarrado
de una computadora, el disco duro con información que alimentaba ilusiones.
Unión Magdalena Campeón Apertura 1.968. De pie: Izquierda a
derecha: Wilson Baratta “Pipico”, Eugenio Samaniego, Alfredo Arango, José
Quiñones, Justo Ramón Sayas. Abajo en el mismo orden: Obdulio Torres, Manuel
Manjarrés, Aurelio Palacios, Pedro Vásquez, Pablo Huguett, Leandro “Odacyr”
López.
Ha sido un destierro de pasiones que quizás no imaginamos,
iba a llevar tanto tiempo recuperar, porque siempre abrigamos la esperanza de
encontrar un mejor direccionamiento, de quien se ha creído poseedor o dueño de
los sentimientos de una ciudad, incluso del departamento.
Es posible, que aun existan los recuerdos indelebles de
aquellas tardes vividas en los clásicos costeños, o los heroicos triunfos de la
garra samaria en gramados interioranos, en los que el azul y rojo se respetaba.
Lamentablemente, esos instantes sufrieron una ruptura estrepitosa, cuando en
1999, nos tatuaron en la mente el descenso al fútbol de la B.
Unión
Magdalena 1.979. Parados
de izquierda a derecha: Miguel Angel Gasparoni, Roberto Arias, Roberto
Carballo, Gabriel Berdugo, José Luis Cebellos, Israel Viloria. Abajo en el
mismo orden: Alfredo Arango, Guillermo Serrano, Luis Francisco “Chicho” Pérez,
Omar Alfredo Galván, Didí Alex Valderrama.
Convivir por 8 años en la segunda categoría, aunque han
podido ser 12, si al máximo accionista del Unión, no se le ocurre impulsar un triangular
de promoción con Atlético Bucaramanga y Cúcuta Deportivo en el 2001, cuando la
Dimayor aprueba la expansión de 16 a 18 equipos, ha desencadenado toda suerte
de desarraigos.
Es así, muchos de los que fuimos simpatizantes al fútbol y
luego comentaristas, nos hemos separado del sentimiento histórico, aquel convertido
en imaginario colectivo que tantas alegrías nos brindo, para analizar a
distancia y con raciocinio, las causas que originaron el triste y sombrío
panorama de la actual Asociación Deportiva Unión Magdalena.
Pero no lo hicimos por simple capricho, procedimos a
alejarnos porque la administración del equipo, esa misma que encumbró al Unión
en el profesionalismo colombiano, venía dando tumbos, y el secreto a voces sobre
los líos judiciales del señor Eduardo Dávila Armenta, avizoraban la explosión
de una crisis inatajable.
Ahora bien, ante la iniciativa que asoma su cara en los últimos años, de llevarse la institución hacia otra ciudad, y ante la eventual construcción de un nuevo estadio que remplace el esperpento del Eduardo Santos, también debe saltar con insistencia, una propuesta de diversas vertientes de la sociedad samaria y magdalenense, a través de la cual se plantee la refundación del Unión, o la creación de otro equipo, aunque resulte un proceso complejo y tortuoso.
Eduardo
Dávila Armenta, como máximo accionista colocó al Unión Magdalena en lo más alto
del futbol
Colombiano,
sin embargo, sus intereses particulares y los líos judiciales, son las razones
fundamentales, que no le
permiten tener un mejor futuro a la institución samaria.
Tal vez, hubiéramos mantenido la entereza de pedirle al señor
Dávila, que diera un paso al costado y volviera a permitir de manera
democrática, la inversión de reconocidas personalidades de la tierra, que han
querido otro futuro para el equipo bananero.
Sin embargo, esa
experiencia ya dejó amargos resultados. Recordemos los esfuerzos que trataron
de hacer el ex alcalde de Barranquilla Humberto Caiafa, el padre Alberto Linero,
en su momento el Concejal Orlando Cardiles y Carlos Valderrama entre otros,
quienes en su afán de sacar adelante su propuesta, terminaron claudicando ante
los intereses del señor Dávila, y metiéndose algunos en procesos penales.
Fotomontaje cuando militaba con la
camiseta de su amado Unión Magdalena. El Pibe, siempre ha de
ha mostrado su disposición para
sacar adelante al equipo de su tierra, pero hay razones que quizás
lo distancian.
Hoy, cuando los resultados pasaron al equipo azul grana del infierno a
la gloria y viceversa, porque fue finalista sobresaliente del primer torneo ante el América de
Cali, y pobre protagonista eliminado en el segundo campeonato del 2012, un amplio sector de
la afición y la prensa en Santa Marta, optó por la renuncia del entrenador
Carlos Silva Socarras.
Los problemas del Unión Magdalena son más de fondo, así un gran sector
de la hinchada samaria crea que con la salida del entrenador Carlos Silva
Socarras, las cosas mejorarán. Los aficionados esperan que haya una mejor
propuesta para el año 2013, y volverse a ilusionar con el regreso del futbol
profesional colombiano a Santa Marta.
Pero el problema de fondo no es el técnico, la
crisis sigue latente para
infortunio de los fanáticos. No se vislumbran cambios radicales con los que se
pueda pensar en un futuro distinto, además quien esté al frente del equipo en
la capital del Magdalena, debe recibir órdenes desde una fría celda, es decir,
a control remoto, lo que complica el accionar de cualquier empresa.
La continuidad del Unión Magdalena en Santa Marta va a depender de
varios factores. El primero por supuesto, el económico, el segundo de cómo
marche el proyecto de construcción de un nuevo estadio que reemplace el
adefesio en que está convertido el Eduardo Santos. En la actualidad existe una
propuesta del municipio de Riohacha para albergar al equipo en la ciudad
fronteriza.
Ahora bien, ante la iniciativa que asoma su cara en los últimos años, de llevarse la institución hacia otra ciudad, y ante la eventual construcción de un nuevo estadio que remplace el esperpento del Eduardo Santos, también debe saltar con insistencia, una propuesta de diversas vertientes de la sociedad samaria y magdalenense, a través de la cual se plantee la refundación del Unión, o la creación de otro equipo, aunque resulte un proceso complejo y tortuoso.
De
lo contrario, asistiremos al sainete que ha rodeado a esta Asociación desde que
participa en el torneo de la B, en el que goza
de jugosos beneficios que le brinda la Dimayor, y con los cuales ilusiona al
público, pero el interés por ascender a la máxima categoría termina siendo efímero.
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@fermierb2803
excelente :)
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