Lo que es Ciénaga, lo que fue y lo que puede ser
Este Editorial fue escrito y publicado por el
hombre cívico y medico Anuar Barake Buchar – padre de la Universidad de Ciénaga
- en la revista Jake Mate, en octubre de
1960, - No. 20. Alguna similitud con la situación actual de nuestro Municipio
es pura coincidencia. ¡Qué dolor!
Anuar Barake Buchar
Ciénaga atraviesa en estos momentos una crisis
económica y moral como jamás se había visto en otros tiempos. Impera solamente el deseo de explorar al
prójimo y aprovecharse de las circunstancias en beneficio propio, sin
importarle nada a nadie. “El Alacrán
fuera de casa, píquele a quien le picare” el robo en el trabajo, en las casas,
en el campo, en fin, no hay sitio en donde no se lleve a cabo|. La miseria también impera y el hambre
extiende sus dominios sobre muchos tugurios que mal se llaman casas; parece que
nos estamos acercando a un caos. Los
servicios públicos en general son deficientes, de las calles ni hablar. En resumidas cuentas estamos en peores
circunstancias, de acuerdo a las pasadas épocas que recuerdan los viejos
cienagueros. Esto es Ciénaga, da pena
decirlo, pero es cierto.
Qué fue Ciénaga?... Recordemos una fecha memorable para nuestra Historia
Patria (10 de Noviembre de 1820). El
Libertador piensa en la Costa atlántica colombiana, y ve en ella a una ciudad
importante, que es realista y domina la situación, es nuestra ciudad,
Ciénaga. Lo más importante de ella eran
sus hombres: aguerridos, trabajadores y famosos en la naciente República de
Colombia.
Tuvo que planear expresamente nuestro Libertador
Simón Bolívar la manera de atacarla y mandó a sus tenientes más aguerridos para
combatirla, quienes derrotaron y tomaron el cantón de la Ciénaga, a costa de
grandes pérdidas humanas, pues tuvieron que aniquilar a sus defensores para
poderlos vencer, ya que los cienagueros no se retiraron nunca y resistieron
hasta última hora en el campo de batalla.
Estos pobladores fueron premiados por sus grandes
cualidades y virtudes. La naturaleza los
engalanó con sus mejores prendas: una Sierra Nevada, con todos los climas, una
región plana de tierras fértiles que es hoy la Zona Bananera, una magnifica
laguna, la Ciénaga Grande, rica en variedades de peces y el Mar Caribe que con
toda su majestad y belleza baña nuestras playas.
De esta herencia recibida por nosotros, en la
actualidad que hemos hecho con ella?: Despilfarrarla, botarla, perderla, en
resumidas cuentas incurrir en el peor de los pecados, tener algo y no darle el
uso adecuado. ¿Cómo sería nuestra
ciudad, pregunto yo, si todos tuviéramos espíritu cívico y le hubiéramos dado
el mejor uso a todas esas grandes cosas que nos dio la Naturaleza, y hecho el
mayor aprecio a esa gran herencia espiritual de nuestros antepasados? Seríamos
la mejor ciudad de la Costa, con sus calles asfaltadas o pavimentadas, con luz
y agua en las mejores condiciones, con alcantanrillado, con bellas avenidas
frente al mar, con el mejor comercio de la Costa, con una ciudad más populosa
que la que tenemos en el presente; nuestras gentes: honradas, trabajadoras y
modelo de ciudadanos. Viviríamos casi en
un paraíso. A eso tenemos derecho a
aspirar los cienagueros, pero desgraciadamente, y POR CULPA DE NOSOTROS MISMOS,
lo hemos perdido casi todo. Sin embargo
un hálito de esperanza existe a lo lejos, no lo dejemos desperdiciar
cienagueros, porque lo perdido es demasiado; no abusemos más de tantos
beneficios que nos han dado, sin haberlos aprovechado, preparémonos para esa
gran hora de progreso que se avecina, ayudemos con nuestro granito de arena,
siendo buenos ciudadanos, colaborando en la medida de nuestras capacidades para
engrandecer nuestra Ciénaga: siendo honrados, trabajadores, pensando más, en
esta abandonada ciudad, que en nosotros mismos.
Para terminar, hago una invitación a todos los
habitantes: agricultores, ganaderos, comerciantes, profesionales, empleados,
obreros, educadores y jóvenes estudiantes, en fin, a toda la ciudadanía, para
que como un solo cuerpo empecemos la rehabilitación de nuestra ciudad. Es indispensable que lo hagamos, si no
quedaremos relegados en la categoría de un pueblo miserable, al margen de los
mejores caminos que nos depare Dios.
Esperamos que esto no suceda.
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